Luna creciente: descubre su poder y influencia
La luna creciente, como el resto de ciclos lunares, ha fascinado durante siglos al ser humano debido al gran poder que ejerce sobre los fenómenos terrestres.
Tradicionalmente la luna creciente se ha relacionado con el inicio de proyectos que se ponen en marcha y para los que hay que trabajar mucho para poder recoger las recompensas por nuestro esfuerzo.
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Luna creciente en la naturaleza
En este sentido, en el mundo rural le dan una importancia vital a los periodos de luna creciente, intentando hacer coincidir los periodos de siembra con este ciclo lunar pues, distintas culturas consideraban que las semillas plantadas durante luna creciente producen cosechas más abundantes.
Es una fase de luna fecunda, que no sólo potencia cosechas, sino también éxitos, negocios y dinero.
Influencia de la luna creciente
La luna creciente está también relacionada con la alegría, el énfasis y la actitud receptiva a vivir nuevas experiencias que nos hagan crecer y madurar como personas.
Por tanto, es justamente en las épocas de luna creciente cuando deberíamos dar rienda suelta a los proyectos que tenemos entre manos pero para los que necesitamos un extra de energía.
A la vez, la luna creciente es favorable para hacer cambios en viejos hábitos, modos de pensar, de actuar y sobretodo, modos de sentir.
Ritual lunar del poder femenino
Como ya sabemos, la luna creciente potencia los cambios y genera en nosotros mismos y en nuestro entorno un incremento de energía. Además, esta fase lunar favorece de forma especial a las mujeres, por ello, con la ayuda de algunos rituales, podemos fortalecer y proteger el poder femenino en todos sus aspectos. Para ello necesitaremos:
- Papel Blanco
- Tinta azul
- Tres velas plateadas
- Tres velas blancas
- Un espejo.
Para el iniciar el ritual lo ideal sería que estuviésemos en el exterior, donde pudiésemos recibir la luz de la creciente. Trazaremos con tinta azul sobre un papel blanco dos triángulos, formando una estrella de seis puntas.
Colocaremos este papel sobre una superficie rígida y sobre cada uno de los vértices situaremos, de forma alterna, tres velas plateadas y tres velas blancas. En el centro dejaremos el espejo (puede usarse uno pequeño).
Una vez todo dispuesto encenderemos las velas de izquierda a derecha, comenzando siempre por una vela plateada. Inspiramos profundamente y observamos nuestro rostro reflejado.
Repetir esta acción las veces que creamos necesarias. Después concluiremos el reto poniendo el espejo hacia abajo y apagando las velas.