5 Lecciones sobre Dejar Ir
1. Dejar ir no es renunciar. Renunciar a tu propio devenir, debido a las dificultades que se dan en el camino y a las batallas momentáneas que han de pelearse, es cobardía. Dejar ir lo que ya no Eres, es valentía.
La diferencia que hay entre las dos es la Alegría. ¿Te está dando alegría, a pesar del dolor? ¿Es algo en verdad significativo para tu corazón, a pesar de la sangre que estás derramando? La alegría es como una flor que se abre paso por el más imposible de los cementos. Es suave, pero imparable.
Todo en esta vida es una transacción — desde las transacciones más antiguas, sagradas y naturales, hasta las más banales. Tan sólo tienes que medir, en tu propio caso, si el grado de corazón que inviertes en algo (o alguien) concuerda con el grado de corazón (conocido como, alegría y vitalidad) que recibes a cambio. Si no es así, DÉJALO IR.
2. Dejar ir no es algo pasivo, sino algo activo y revolucionario.Hacen falta agallas y movimiento. Cuando dejas de evolucionar, dejas de moverte. Cuando dejas ir lo que se está interponiendo en el camino de tu evolución, comienzas a moverte de nuevo. Tu sangre empieza a fluir, tus órganos funcionan, vuelves a la vida como si nunca la hubieras abandonado — y cualquier tipo de resurrección da inicio a una revolución creativa.
3. Dejar ir te hará libre, pero primero te desangrará. Al igual que la verdad en un principio te resultó molesta, dejar ir hará que tu cuerpo se enfurezca. Somos criaturas de hábitos y esto incluye nuestro corazón. Incluso cuando nuestros hábitos nos están lastimando, nuestros Yoes Territoriales se pondrán en guerra cuando intentemos dejarlos ir. Nuestro cuerpo recuerda lo que nuestra mente desea olvidar.
Sigue a tu corazón, pero sólo cuando hayas identificado tu Norte. No confundas lo que es el corazón con los hábitos del corazón. En su lugar, crea nuevos hábitos tomando medidas sin precedentes hacia el Norte que necesitas — el que toma en cuenta todas y cada una de tus partes, la verdad que te da integridad, no lo que te destruye.
4. Dejar ir es el más poderoso acto de fe, vulnerabilidad y rendición.Hace falta valor para saltar a lo desconocido y confiar en que la creatividad tejerá una red para protegerte. Se requiere de esperanza y de un fuerte amor a tu propio corazón para salvarte de ti mismo. Es fácil ser el héroe de alguien más, pero la misión más importante es convertirte, sin temor alguno, en tu propio héroe.
5. Dejar ir es la única manera de abrazar el cambio. Yo no soy una persona. Tú tampoco. Somos colecciones únicas de momentos, hábitos, circunstancias, acontecimientos, gente que hemos conocido, amado y desamado, corazones que hemos tocado y corazones que nos han tocado. Todo lo que sé acerca de nosotros es que somos Cambio.
– Andréa Balt
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