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El Mundo del Yoga

Que el eterno Sol te ilumine

La importancia del alma

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Una vez leí lo siguiente:

“Un mendigo estuvo junto a la carretera durante más de treinta años. Un día, un desconocido pasó por allí.

¿Una limosna?– murmuró el mendigo, alargando mecánicamente su gorra de béisbol.

No tengo nada que darte – dijo el desconocido. A continuación preguntó:

¿Sobre qué estas sentado?

Nada –  respondió el mendigo. – Sólo es una vieja caja. He estado sentado en ella desde no sé cuánto tiempo. Algún sitio tenía que encontrar para descansar

¿Has mirado dentro de ella alguna vez? – preguntó el desconocido.

No – dijo el mendigo – ¿Para qué? No hay nada dentro.

Echa un vistazo – insistió el desconocido.

El mendigo consiguió abrir la caja después de arduos esfuerzos. Nunca se había dado cuenta de que estaba tan bien cerrada. Con infinita sorpresa e incredulidad, vio que dentro de la caja había oro.”

La parábola hace referencia a que muchas veces olvidamos mirar dentro de la caja. Y la caja está dentro de ti mismo. La verdadera riqueza está en encontrar dentro de ti aquellas fuerzas que guían tu vida. Cuando encuentras en tu interior el tesoro del amor, la estima, el aprecio o la paz interior. Cuando no necesitas mendigar con tu exterior para que alguien te obsequie con riquezas materiales.

Somos un equilibrio entre mente y alma. Por una parte, la mente, encargada de gestionar los asuntos racionales, los asuntos que se enmarcan dentro de los conocimientos y de las situaciones más terrenales, la encargada de aplicar las principales habilidades, la lógica… La otra, el alma, la encargada de guiar los valores personales, la de velar por las fuerzas motrices vitales como el amor, el aprecio, la belleza, el respeto, la paz interior.

El alma es tu voz interior, aquella dimensión sincera contigo mismo. El alma es la dimensión más íntima, aquel espacio interior donde eres capaz de dialogar contigo mismo. El espacio donde residen aquellos valores más sagrados, aquellos valores que nunca se ven afectados por la vida cotidiana.

La mente es un instrumento soberbio. La mente es una herramienta creada para ser usada para tareas específicas y, cuando acabas la tarea, tienes que dejar de usarla, ya que pierde toda su valía.

Es el alma la que ha de controlar tu mente. Habla mentalmente contigo mismo, obsérvate haciendo esto o lo otro. Si no lo haces el problema será que tu mente acabará dominando tu espacio vital.

Aprende a adquirir el hábito de preguntarte: ¿Qué está pasando dentro de mí en este momento? Pero no lo analices, simplemente observa. Crea y desarrolla la observación íntima y personal. Cuesta desarrollar el dominio interno, cuesta dominar la mente…pero compensa.

La mente intentará siempre perturbar la situación actual con la dimensión de las emociones. Intentando crear una especie de miedo, una especie de amenaza continuada. Si haces caso de la mente y no buscas el alma, te sentirás continuamente amenazado por el entorno, por las situaciones, por las personas…

El placer es una de las emociones que la mente utiliza como droga. Te hace buscar esta emoción y hasta sufrir una dependencia. Lo que hoy te da placer es posible que mañana te cause dolor o bien el placer se irá y también su ausencia causará dolor. Busca otros referentes vitales como la alegría, el amor o la paz interior, que nunca causan dolor, que yacen en el alma de las personas.

Desde las fuerzas motrices del alma es desde donde podrás encontrar el equilibrio en ti mismo, de donde podrás relativizar aquellos problemas domésticos que parecen tan grandes, tan serios, tan graves, tan amenazadores, y que no son más que una exageración de la mente, que traicionera quiere que tu existencia esté dentro del espacio del miedo, de la amenaza continua, de la necesidad de la búsqueda de placer.

Existe un tipo de proceso lógico para poder practicar esta observación íntima de tu propia situación:

1. Enfoca la atención en lo que estás sintiendo en ese momento.

2. Identifica la emoción que vives y acepta que está ahí.

3. No pienses en el problema, deja que el tiempo rebaje la intensidad.

4. No juzgues ni analices.

5. No pienses en lo que te va a producir ni las consecuencias que te va a llevar.

6. Solamente obsérvate a ti mismo. Hazte la pregunta: ¿Qué está pasando dentro de mí?, ¿Por qué hago esto?, ¿Por qué digo esto?, ¿Me va a hacer más feliz esta posición, opinión?

7. Mira el problema desde la paz interior, desde la alegría, desde el amor y el aprecio…

Entiendo lo espiritual de este comentario. En mi experiencia personal he sido capaz de conectar con personas con facilidad de efectuar un análisis personal interior, y me ha sido casi imposible que personas con inteligencias lógico-matemáticas muy marcadas pudieran entender esta filosofía de la mente y el alma. Y es lógico, ya que estas personas no controlan la observación interior, y sobre todo son poco expertos en el control de las emociones o en el análisis de éstas. En general, son personas que usan de forma constante el raciocinio lógico en todos los planteamientos. Son personas con un amplio dominio de la mente. A ellas, especialmente, les pude ayudar la secuencia de los siete puntos que he mencionado anteriormente.

Desde la observación íntima de ti mismo, podrás estar en el lado de las fuerzas motrices de tu vida y encontrar la calma interna, la quietud con alegría intensa, el amor, el aprecio y la paz

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