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Cómo solucionar tu dolor de espalda

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Entre el 80 y el 90% de la población mundial padecerá dolor de espalda en algún momento de su vida. De hecho, 1 de cada 5 personas presentará tensión en las lumbares durante más de 3 meses, por lo que ese malestar se considerará crónico.

Cuando aparece el dolor de espalda, la mayoría busca aliviarlo tomando medicamentos o remedios naturales; reposa durante un tiempo tomándose una baja laboral; se da un masaje o practica algún estiramiento para la zona.

Aunque estas formas de aliviar el dolor son válidas, considero que no atacan a la raíz del problema. Y, por lo tanto, son parches que no eliminan la tensión.

De hecho, una de las explicaciones más comunes para el dolor de espalda es asociarlo al estrés y a las malas posturas. Pero este dato sigue siendo incompleto y no aclara nada.

Para mí, el dolor de espalda hay que tratarlo de una forma integral.

Para solucionarlo, es necesario atender a:

  • las causas emocionales
  • la postura vital y la forma de cargar el peso
  • el movimiento saludable para el cuerpo

Si tratas de aliviar tu dolor de espalda enfocándote en una sola de estas pautas, es posible que el dolor vuelva una y otra vez hasta que aclares los aspectos que no hayas tratado.

Si perteneces a la mayoría de población con menos suerte en este tema, quédate aquí porque en este artículo voy a explicarte punto por punto cómo abordar el malestar en tu espalda.

Fisiología de la columna

Para tratar el dolor de espalda, es necesario fijarse en la columna vertebral. ¿Por qué la columna? Porque la mayoría de tensiones en esta zona están relacionadas con ella.

Como en este artículo voy a nombrar algunas zonas específicas, considero necesario detallar algunos elementos que componen esta zona.

Será un punto breve. ¡Aguanta, que luego vamos a lo que te interesa!

La columna tiene 33 vértebras y está dividida en 5 regiones:

  • Región cervical: 7 vértebras pequeñas que permiten la movilidad del cuello.
  • Región torácica: 12 vértebras conectadas con las costillas para proteger los pulmones, el corazón y los grandes vasos sanguíneos.
  • Región lumbar: 5 grandes vértebras que soportan la mayor parte del peso y tienen una gran movilidad. Aquí se concentran la mayoría de dolores y desgastes que padecemos los seres humanos.
  • Región sacra: 5 huesos fusionados al final de la columna.
  • Región coxígea: 4 ó 5 huesos pequeños y fusionados al final de todo.

Entre cada una de las vértebras separadas están los discos intervertebrales, que tienen forma de rosquilla y funcionan como amortiguadores. Cuando te mueves, evitan que tus vértebras choquen.

Por la parte trasera, pasa la médula ósea y hay dos prolongaciones hacia los lados, llamadas apófisis, que sirven para que los músculos estén agarrados a la columna.

Y ahora vamos a lo que te interesa: cómo solucionar el dolor de espalda. Empezaremos por el origen emocional de esta dolencia.

Causas emocionales en el dolor de espalda

Para entender cuál es el malestar emocional que está expresando cualquier parte del cuerpo, es necesario fijarse en la función corporal que cumple.

Por ejemplo, los ojos sirven para ver. Por lo tanto, un problema en esta zona está relacionado con aquello que no ves bien en tu vida.

Para comprender cuál es la metáfora que expresa tu espalda, es necesario que te fijes en la función que cumple la columna vertebral.

La columna vertebral es el sostén de nuestro cuerpo.

Al desarrollarnos como humanos, esta parte desafió a la gravedad e iniciamos un gran paso evolutivo. Sin embargo, aquello que nos permitió progresar como especie también trajo algunas complicaciones que, en nuestras sociedades sedentarias, se han acrecentado.

De hecho, el peso de la gravedad impacta tanto que cada día perdemos 8 mm de altura debido a su fuerza. Por la noche, al descansar tumbadas, los recuperamos.

Pero pasemos a lo que nos importa: la columna como eje que aguanta la posición erguida.

Cuando busques la causa emocional de tu dolor en la espalda, es necesario que observes cómo te apoyas, cuál es tu sostén en la vida.

Y, según la zona que te duela, este apoyo estará relacionado con algún tema en concreto.

Causa emocional del dolor en el coxis

El malestar que parte de esta franja acostumbra a aparecer cuando estás sentada. Está relacionado con las necesidades básicas.

Si mantienes tensión aquí, es posible que te sientas dependiente de los demás, aunque no lo reconozcas. A nivel interno, no confías en tu capacidad para proveerte a ti misma de lo que necesitas en la vida y, por lo tanto, te consideras indefensa.

Este conflicto interno se refleja en la creencia de que los demás son los que dependen de ti. Pero esto no deja de ser una historia que te cuentas para no reconocer que eres tú la que los necesita a ellos.

Causa emocional del dolor en la zona del sacro

La tensión en el sacro está relacionada con el miedo por la propia supervivencia y el deseo de tener libertad de movimientos.

Los conflictos que hay en esta parte me recuerdan a los reptiles (y, por lo tanto, al cerebro reptiliano), ya que estos animales tienen mucha facilidad para discernir lo que les gusta y lo que no. Si les gusta y les ayuda en su supervivencia, se quedan. Si no, se marchan. Qué sencillo sería vivir sin nuestros líos mentales, ¿no?

Para resolver las dificultades asociadas al dolor en tu sacro, tienes que estimar tus límites. Es decir, necesitas saber hasta dónde estás dispuesta a dar sin agotarte.

Y, para ello, una buena gestión de la rabia será indispensable.

Causa emocional del dolor en la zona lumbar

La zona lumbar incluye las vértebras que van desde la cintura hasta la parte baja de la espalda.

Esta zona está relacionada con el sostén en el plano material de la existencia. Aquí se expresan los conflictos con el trabajo, el dinero, la casa, los estudios, etc.

Si te duele aquí, es posible que te identifiques por lo que tienes, aunque te cueste reconocerlo. Y, por lo tanto, tarde o temprano tendrás que reconciliarte con los aspectos materiales de la vida.

Esta zona me recuerda a algo bastante común entre las interesadas por el desarrollo personal: vamos de super espirituales y decimos que el dinero no nos importa, que estamos por encima de él.

Pero sí importa. En nuestra sociedad, lo necesitamos para vivir. Y, por lo tanto, hay que sanar el vínculo con la riqueza.

Causa emocional del dolor en la región torácica

La región torácica acoge las vértebras que van desde la cintura hasta la parte baja del cuello.

El dolor aquí está relacionado con la inseguridad afectiva. Si tienes malestar aquí, es posible que, para sentirte amada, hagas mucho por los demás.

Esta forma de pedir amor está basada en la creencia de que, si das mucho, el resto de personas lo van a valorar y te lo van a devolver con muestras de cariño.

Sin embargo, esta creencia implica que, cuando no te valoran o no te recompensan como tú quieres, te sientes incomprendida.

Este tipo de inseguridad afectiva es bastante común, ya que la mayoría de personas establecimos un apego inseguro con nuestras figuras de afecto primarias.

Para sanarlo, es importante trabajarte la autoestima para convertirte en tu propia fuente de amor. Solo así podrás establecer relaciones afectivas desde la libertad, la vulnerabilidad y la seguridad.

Causa emocional del dolor en la región cervical

Esta región comprende las vértebras del cuello.

Esta tensión se relaciona con el plano de las ideas. Si tienes algún malestar aquí, es posible que seas una persona muy cerebral que prioriza la razón por encima de los sentimientos.

El dolor en las cervicales aparece en personas que se quedan rumiando acerca de aquello que ven y les parece injusto, pero no actúan en el mundo. Se quedan paralizadas dándole vueltas a la cabeza.

Para solucionar este conflicto, es importante que des un lugar a tus emociones e instinto para permitir que sean estos los que dirijan tu vida.

Para conseguirlo, es imprescindible bajar al cuerpo y escucharlo. La mente te confunde porque en ella todo es posible y en el cuerpo no. El cuerpo te dice bien claro qué debes hacer para encaminarte bien.

Antes de terminar el tema de las causas emocionales, me gustaría aclarar un aspecto. Las definiciones que he aportado aquí son orientativas, no absolutas.

La teoría que explico en este punto tienes que pasarla por el filtro de tu propia experiencia. No te creas todo a pies juntillas. Úsalo para comprender mejor tus emociones, no para darte explicaciones racionales de cuál es el origen de tu dolor.

Tu postura vital: suelta el peso que cargas

Una de las causas que muchas personas atribuyen a su dolor de espalda es la mala postura.

Detengámonos en este punto: ¿qué es una mala postura?

Ante esta pregunta, es posible que respondas algo similar a: una mala posición corporal es cuando, por ejemplo, te sientas y curvas tu espalda. Una mala postura es no mantener la espina dorsal recta.

Lo primero que quiero rebatir es lo de que “la espalda tiene que estar recta”. Para empezar, esta zona del cuerpo tiene dos curvaturas naturales. Si tratas de mantenerla derecha constantemente, puede ser que acabes con una rigidez física, mental y emocional que te impida adaptarte a las diferentes situaciones que se te presenten.

En segundo lugar, quiero darte mi definición de la posición corporal que, para mí, es la postura vital.

La postura vital es la forma en la que te colocas frente a la vida.

Es decir, según como tú interpretes el papel que has interiorizado, asumirás una curvatura o rigidez concretas en tu espalda.

Por ejemplo, una persona con tendencia a la sumisión es bastante probable que curve en exceso la parte superior de la espalda y adelante su cuello. Ahí es donde cargará el peso de su cuerpo.

Por lo tanto, para entender la corrección postural, es necesario abrir la perspectiva. No se trata de poner la espalda recta cuando estás sentada frente al ordenador, sino que tienes que comprender cuál es tu tendencia natural; cuál es la posición vital que adoptaste frente a lo que te tocó vivir.

Solo cuando reconozcas tu postura vital y comprendas el origen emocional (sí, volvemos a las emociones), tendrás las herramientas necesarias para adoptar una postura vital saludable.

Si te quedas en lo de pararte erguida cuando te acuerdes, siempre acabarás volviendo a tu tendencia natural.

Cómo corregir tu mala postura

Para corregir tu mala postura en el cuerpo, además de indagar en la razón por la que adoptaste esa tensión, necesitas soltar todo el peso de tus tensiones. Y, para ello, tienes que permitir que sea tu pelvis la que te sostenga.

Los músculos del suelo pélvico deberían ser los que aguanten la carga de tu cabeza y torso. Y, de ahí, el peso debería bajar hasta la tierra a través de tus piernas y pies, que deben ser como dos columnas que aguanten el templo que eres.

Sin embargo, es bastante probable que tu pelvis y sus músculos no estén preparados para soportar esa carga. La capacidad de tus caderas para soportar tu peso está influida por muchos factores: los zapatos que llevas, cómo y cuánto te sientas, cómo y cuánto caminas, tu estrés emocional y tu grado de represión sexual.

Según cómo lleves estos temas, tu pelvis será más saludable o menos.

En definitiva, para corregir tu mala postura es imprescindible tener una pelvis libre de tensiones.

Movimiento para una espalda flexible

Para aliviar este tipo de malestar, muchas personas incluyen una tabla de estiramientos o la natación en su vida.

Y eso está muy bien. Sin embargo, a mi entender, estas dos formas suponen un alivio temporal del dolor, no un adiós definitivo a la tensión.

Para tener una espalda sana, es necesario introducir el movimiento en tu día a día.

No se trata de hacer deporte o de estirar los músculos con rigidez. Tienes que darte un movimiento amplio y con sentido que permita a tu columna vertebral hacer todo el rango de movimientos posibles:

  • Flexión
  • Flexión lateral
  • Extensión
  • Rotación

Cuando tu columna está acostumbrada al movimiento, es flexible. Y esa flexibilidad física se trasladará al plano mental y emocional, de forma que tendrás un abanico de opciones diferentes para adaptarte a los acontecimientos.

Serás un árbol bien arraigado en la tierra con una copa cimbreante que no se romperá.

Tu cuerpo está diseñado para moverse. Cuando tú te mueves, tus fluidos corporales hacen lo mismo. Así, evitas el estancamiento y la rigidez.

Pautas básicas de movimiento saludable para tu espalda

El movimiento saludable daría para unos cuantos artículos. Pero no quería dejar de escribirte algunas recomendaciones básicas para la salud de tu espalda. Algunas lectoras me han consultado dudas sobre este tema; de esas dudas sale este punto.

  1. Moverte no es hacer deporte 3 días a la semana. Es integrar el movimiento en tu vida diaria. Tienes más información sobre esto en la entrevista mencionada al principio de este apartado.
  2. El movimiento tiene que ser diverso y lo más amplio posible. Como vivimos en sociedades super sedentarias, conseguir moverte de formas diferentes requiere un proceso de adaptación inicial. Yo todavía estoy en este punto.
  3. Si te duele la espalda, nada de deportes de impacto como correr o el tenis.
  4. La natación, como se recomienda, te será muy útil para aliviar el malestar. Yo he aprendido a nadar este año y lo sostengo.
    Ahora bien, si vas a considerar la natación para tu espalda, asegúrate de hacerlo bien y de aplicar la técnica correcta. Los estilos braza, también llamado rana, y mariposa son fatales porque te obligan a tensar las lumbares.
    Las mejores opciones son la espalda doble, la espalda normal y el crol. Si, además, aprendes a respirar de forma bilateral para el crol, compensarás el desequilibrio que se produce cuando solo coges aire por un lado.
    ¡Un saludo a Pani y Nuri, mis profes de natación! ?
  5. Como he dicho antes, tu movimiento debe permitir que tu espalda haga todas sus funciones motoras.

Re-espáldate: una solución integral para tu dolor de espalda

Hasta aquí llega la explicación de todo lo que necesitas trabajar para solucionar el malestar de espalda: las emociones, tu postura vital y el movimiento.

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