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El Mundo del Yoga

Que el eterno Sol te ilumine

Yoga Para Vivir y Ser Feliz

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La felicidad es la meta de cualquier ser humano. Vivir y Ser Feliz. Pero ¿qué es ser feliz? ¿en qué consiste la felicidad? y sobre todo ¿qué parte de nosotros mismos pregunta sobre ello?

Al reflexionar sobre la dualidad que vivimos y la desconexión que sentimos en relación con nosotros mismos, el mundo aparece como un gran enemigo. Me refiero a ese mundo que en general, percibimos generándose más allá de nuestra piel y que sin embargo, entraña lo que somos y se alimenta de nosotros mismos. Cuando lo miramos buscando respuestas sobre lo que merecemos o no, nos parece profundamente amenazador y distante. Y quizás sea este gesto de auto retracción lo que nos lleva a sentirnos diferentes y separados de aquello que somos y, por tanto, de aquello que el mundo es y lo que el destino personal (ese gran misterio existencial y grandioso) encuentra en la vida.

Sufrimos intensamente

Y sin duda, buscamos la felicidad como quien ha perdido el origen, la base, la referencia para vivir. Arrastramos niveles de insatisfacción muy elevados y culpamos a “la vida” por ello. ¿Quién o qué es la vida en este sentido?

Quizás podemos pararnos a mirar esta inquietud con plena conciencia para darnos cuentas de que todo sufrimiento genera un cambio, una acción, una posición diferente; un movimiento en busca de la felicidad. Esto es lo que mejor sabemos hacer como seres humanos. Incluso cualquier movimiento en el cuerpo busca una posición mejor y un estado físico que genere bienestar. Así, hay un potencial hacia la felicidad que es orgánico, espontáneo, vital; un impulso que nos hace mirar y esperar un cambio.

Tanto Buda como todas las grandes enseñanzas derivadas del Yoga, nos han hablado extensamente sobre la ignorancia que arrastramos por no reconocernos en lo que somos y como causa latente del rechazo del mundo, de la esclavitud al apego y de la maraña mental que tantos sinsabores nos genera. Pero ¿qué hay de esa ignorancia en relación con la felicidad?

La libertad y el yoga para el alma como vía a la felicidad

Como dijera Vivekananda (siglo XIX) en su exposición sobre el Raja Yoga: lo único que constituye un destino pleno y feliz es seguir un sendero de conciencia y ser libres. Ser libres. Con toda seguridad, estaba aludiendo a liberarse de esa ignorancia que nos aparta del sentido fundamental, que como seres evolutivos, empuja hacia delante a través de numerosos cambios y movimientos; los movimientos que nos propone la vida a cada instante para resituarnos en relación con nosotros mismos. Querer ser libres puede que nos haga seres conscientes y unificados con todo aquello que la vida nos presenta en cada momento. Ser libres puede que quiera decir aceptar el devenir de la vida con ecuanimidad y amor hacia uno mismo. Puede que conlleve estar presentes en el mundo para vivir la vida en directo, es decir, en el presente, tanto en la dualidad que nos representa con sus gratificaciones y su dolor, como en los niveles más elevados y existenciales.
Sí. Nos es muy difícil. Pero en el fondo de nuestros corazones albergamos la certeza de que nos movemos hacia esa meta; de que es posible vivir como seres felices y liberados.

La respiración en el Yoga para ser feliz

La respiración ocupa siempre un lugar privilegiado en las clases de Yoga y en la Meditación. En los grupos de formación, hablamos mucho sobre su funcionamiento y también sobre su orientación y trascendencia. Hemos entendido que la respiración es la fuente de la que nacen las prácticas de Yoga; el pilar desde el cual se construye el sentimiento de unidad y la comprensión de aquello que es en cada momento. Y siempre llegamos a la conclusión de que es en esa aceptación donde vive la felicidad que tanto buscamos.

piedra con simbolo de respiracion, felicidad y yoga
Imagen de Sjengraving

 

En cierto sentido, el acto de respirar es una expresión feliz y dinámica constante, que increíblemente, propicia los estados de quietud más profundos o al menos genera la posibilidad de percibirse a uno mismo en cualquier momento y situación. Es un gesto que nos acompaña en todos los movimientos que impulsan los cambios que acometemos. Pareciera como si la vida deseara desplegarse a través de cierta dualidad inherente a cualquier manifestación humana, para llegar a una conciliación silenciosa y estática; un punto central y culminante.

La tradición del yoga considera que el aire que respiramos es la energía más importante e influyente para el ser humano; la vía primaria por donde fluye el prana. La respiración en las clases de Yoga constituye una acción que se origina, no como mera función fisiológica, sino como nexo de todo lo que somos y lo que representa la  vida como propiciadora de conciencia y felicidad. Aunque siempre ponemos mucho interés en entender la respiración con la mirada que la anatomía y la fisiología proporcionan, ésta crea los espacios que el cuerpo físico y la mente necesitan para canalizar y liberar las energías que manejan. También es un puente hacia lo que reconocemos como “nuestro interior”. En este sentido, la respiración puede recolocarnos ante nosotros mismos para facilitarnos la conciencia que da paso a la felicidad.

En principio, se trata de un equilibrio que es el resultado de la inteligencia orgánica en el cuerpo. Pero hay un estado de conciencia que nos abre a la vivencia de cada momento y nos permite responder desde la dimensión de aquello que somos y sentimos ser. También la respiración nos acompaña para abrir esos espacios que nos otorgan la libertad de ser. Cuando se bloquea -y hay numerosas razones en la historia de nuestras vidas para que ello suceda- la propia respiración comienza a cerrar dichos espacios de manera que la energía vital deja de fluir, se intoxica y genera daños a todos los niveles, también en el alma; es una obstrucción que nos deja sometidos a un proceso infeliz.

Así, es fundamental que la práctica de yoga tienda a liberar la respiración y facilite el acceso a los estados de conciencia que generan espacios, en el cuerpo y en la mente. No es un proceso fácil ni rápido, entre otras cosas porque conlleva además numerosas otras acciones que tienen que ver con nuestros patrones, comportamientos, tendencias e ideas. Liberar la respiración es un acontecimiento que nos recoloca abiertos.

Así que podemos considerar que las propuestas del Yoga sobre la respiración son importantes para desarrollar el autoconocimiento, la armonía, la ecuanimidad, el bienestar y la calma mental. Son también la fuente para conectar todas las capas del ser, desde el nivel celular y sensitivo hasta los niveles más sutiles de comprensión sobre uno mismo. La felicidad también puede obtenerse si recuperamos conciencia sobre
la integración del cuerpo, la mente y el espíritu. Para ello es fundamental pasar por una mayor sensibilización y una constante presencia, no DE la respiración, sino EN la respiración, que es el movimiento de la vida más simple; una dinámica de equilibrio que expresa el principio existencial más elevado y puede llevarnos hacia la felicidad anhelada.

¿Podemos Ser, en cada momento preciso, con corazón abierto?

Los practicantes de Yoga, los Profesores de Yoga, no nos formamos para cambiar a nadie, nos formamos para cambiarnos a nosotros mismos y así conseguir cambiar algo con plena conciencia. Ese algo siempre tiene que ver con ser felices.

En cualquier circunstancia, podemos reconocernos como seres con un potencial increíble e imparable pues todo lo que necesitamos se haya dentro de nosotros. Solo tenemos que procurar hacerlo reconocible ante nuestra propia mirada. No es tarea de un día ni tampoco es fácil acceder a ello solo con saberlo. Reconocernos ante nuestra propia mirada conlleva una felicidad que alcanza e incluye nuestra infelicidad más genuina. El Yoga no pretende otra cosa que ayudarnos a desarrollar la propia autenticidad para despertar en nosotros el sentimiento de permanente felicidad, que no es ninguna suerte de circunstancias gratificantes o placenteras, sino la capacidad de vivir abiertos al aprendizaje que nos brinda nuestro destino para experimentar la vida con plenitud.

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Via: Escuela Internacional de Yoga.

Mayte Criado

 

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