Los beneficios emocionales del yoga
Se suele hablar bastante sobre las bondades que esta práctica milenaria tiene en el cuerpo (sobre todo sus efectos en los músculos, articulaciones y corazón) pero no tanto sobre las ventajas a nivel psicológico.
Por ello a continuación te contamos cuáles son los beneficios emocionales del yoga. ¡No dudes en tomar clases!
El yoga y las emociones
Los beneficios principales del yoga se pueden resumir en tres grupos: cuerpo, mente y espíritu.
Este arte milenario mejora sin dudas nuestra calidad de vida y está compuesto por diferentes posturas, cantos, ejercicios de respiración y meditación.
Para muchos el yoga es un modo de vida, una manera de encontrar el bienestar y la paz interior.
Implica una observación del yo interior, una desconexión con todo aquello que nos rodea y una búsqueda de realización personal como no hay igual.
Ya que se integra la respiración con el movimiento (a través de las posturas) esta práctica nos cambia de manera indiscutible.
El yoga se utiliza como medicina preventiva, sanadora y rehabilitadora porque tiene la capacidad de estimular varios procesos como la circulación de la sangre, la oxigenación de las células y el transporte de energía.
Todos estos beneficios están relacionados sin dudas con una mejora a nivel mental y emocional. El yoga no solo es bueno para el cuerpo sino también para el alma.
Los beneficios emocionales del yoga
Si estás buscando una actividad que te aporte muchas ventajas a nivel psicológico, no dudes en hacer yoga. Estos son los principales beneficios emocionales de una práctica hermosa y antigua:
1. Aporta serenidad y paz
La vida actual en las ciudades nos convierte en seres nerviosos, intranquilos e irritables.
Cuando hacemos yoga, la respiración nos sirve para relajarnos, serenarnos y ver las cosas de otra manera. Refinamos nuestros sentidos, percibimos mejor aquello que nos rodea y reducimos las peleas o confrontaciones.
Al respirar correctamente eliminamos nuestros sentimientos de enojo, furia, odio… En definitiva, todas esas emociones que nos enferman y no nos permiten vivir en armonía.
2. Reduce el estrés
Esa palabra tan conocida por todos en la actualidad existe por el ritmo de vida que llevamos.
Caminamos con prisa, vamos de aquí para allá con el ceño fruncido, nos peleamos con personas que ni conocemos, oímos ruidos todo el tiempo… hasta que llegamos a la clase de yoga y parece que el mundo cambia por completo.
Al practicar esta técnica milenaria se reducen los niveles de cortisol, una hormona relacionada al estrés.
Si bien es necesaria para regular nuestras energías y actuar en situaciones estresantes, cuando está en niveles muy altos es mala para nuestra salud.
3. Aumenta tu autoestima
No son muchas las personas que pueden decir “yo creo en mí” o “confío en mis habilidades”.
Gracias al yoga podemos mejorar la autoestima, autoexaminarnos pero sin criticarnos, eliminar todos aquellos pensamientos negativos que nos limitan y llenar la mente de ideas positivas que nos permiten crecer.
Sin dudas, es una herramienta maravillosa para ver todo con más claridad, aumentar nuestra energía vital, tener confianza en nuestras capacidades y tomar decisiones con mayor seguridad.
4. Mejora la calidad del sueño
La melatonina es la hormona encargada de regular los ciclos del sueño. Por su parte, el neurotransmisor llamado serotonina tiene la tarea de regular desde el humor hasta el apetito.
Ambos se equilibran cuando hacemos yoga y, por ende podemos, descansar mejor cada noche.
Si tienes insomnio, demasiadas pesadillas o te cuesta conciliar el sueño no hay nada más recomendable que una sesión de yoga.
Por la noche “dormirás como un angelito” y por la mañana te sentirás totalmente renovado.
5. Eleva las habilidades intelectuales
La práctica de esta doctrina oriental mejora nuestras capacidades para razonar, tomar decisiones y pensar.
Además aumenta nuestra capacidad de concentración debido a la quietud de las posturas y a la respiración.
Esta habilidad la podemos trasladar a cualquier situación cotidiana (el trabajo, el estudio, etc.) para evitar las distracciones y tener más memoria.
6. Mejora el humor
Los problemas cotidianos, las cuentas, el tránsito, las horas extras… Todo ello nos cambia la manera de ver las cosas y nos convierten en personas malhumoradas, enojadas y gruñonas.
Cuando hacemos yoga mejoran los niveles de serotonina, los cuales evitan la depresión, la ansiedad y la ira al igual que sucede con cualquier otro ejercicio físico.
7. Optimiza la relación con nosotros mismos
Si estamos en equilibrio con nuestro cuerpo y nuestra mente nos podemos llevar bien con los demás, conseguir aquello que deseamos y ser más felices.
Si, por el contrario, no nos perdonamos, nos buscamos miles de defectos y nos comparamos con el resto, lo único que conseguimos es tristeza y frustración.
El yoga puede ayudar a las personas para que:
- Abandonen el hábito del tabaco
- Dejen de beber alcohol
- No coman de más
- Puedan cumplir sus metas
- Encuentren el lado positivo de las cosas
- Se queden con lo bueno que tiene la vida
- Estén seguros de sí mismos.
8. Previene enfermedades neurodegenerativas
El yoga, en conjunto con la meditación, aumenta el tamaño de unas estructuras llamadas telómeros, las cuales, cuando son pequeñas, provocan envejecimiento temprano, ciertas patologías y muerte prematura.
Con solo 15 minutos al día de cualquiera de las dos actividades nos aseguramos el crecimiento de dichas estructuras y, por lo tanto, podemos prevenir enfermedades degenerativas como el alzhéimer.