Las cinco reglas de la felicidad, de acuerdo al Budismo Tibetano
El Budismo, como muchos conocen, más allá de ser una religión, es una filosofía, que cualquier persona interesarse en explorar o sumergirse en el mundo espiritual, puede tomar de guía.
Las reglas de la felicidad están asociadas con los llamados venenos del budismo, todas ellas se entrelazan entre sí y nos hablan especialmente de las cosas de las cuales debemos liberarnos y cuales debemos hacer parte de nuestras vidas.
Libera tu corazón del odio: El odio es uno de los peores sentimientos que podemos albergar en nuestro corazón, nos hace daño a nosotros mismos, además de impulsarnos a dañar a otros. El odio no nos permite avanzar, nos limita y nos nubla el buen criterio que podamos tener al momento de toar decisiones.
Libera tu mente de preocupaciones: Nada ganamos con preocuparnos, pero en el proceso perdemos lo más importante: nuestra paz, el hecho de agobiarnos planteándonos escenarios que no van a ocurrir, nos coloca en una posición de debilidad, donde la claridad no estará presente y los mecanismos de resolución de conflictos se distanciarán de nosotros. Cada momento de tu vida que le dediques a preocuparte le estará dando más fuerzas a aquello que justamente te preocupa, seguirás manifestando en tu vida más de lo mismo, porque justamente a lo que te resistes persiste. Mientras menos mente esté sobre lo que roba tu paz, más pronto las cosas cambiarán para mejor.
Libera tu corazón del orgullo, usando el antídoto de la humildad: La humildad es la conducta que nos permite perdonar, aceptar nuestros errores y ver de forma compasiva al otro, sin juzgar, solo entendiendo que cada uno de nosotros está en medio de su proceso evolutivo y que más de una vez nos equivocaremos, más de una vez lastimaremos a alguien, más de una vez tomaremos caminos que creeremos son incorrectos, así como podemos vernos afectados por las decisiones y acciones de otros. Deja atrás el orgullo y adopta la humildad en tu vida.
Abre tu corazón a la generosidad y di no al egoísmo: El egoísmo no debe confundirse con el amor propio, ciertamente debemos amarnos y cuidarnos, sin embargo, siempre debemos aportar nuestro grano de arena, debemos encontrar la satisfacción al dar, al compartir, al reconocer en el otro sus éxitos y sus esfuerzos. El dar nos ensancha el corazón, nos hace agradecer que por poco o mucho que tengamos, poseemos la grandeza y la oportunidad de dar.
Acepta más, espera menos: Aprender a aceptar lo que nos ocurre, no significa resignarnos a algo, significa adoptar una conducta que nos afectará mucho menos y nos permitirá aprender de cada experiencia, fluyendo con cada uno de nuestros procesos. Al no esperar nada, eliminamos la potencial frustración de que las cosas no resulten como pensábamos, trabajemos cada día confiados en que estamos dando lo mejor de nosotros y con esa siembra lo que obtendremos será de esa manera.
Adóptalas para ti y sintoniza con tu felicidad.