Desafiar El Envejecimiento
Para ello, para desafiar el envejecimiento, y siguiendo el libro de Deepak Chopra, “Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo”, vamos a descartar diez supuestos y adoptar diez nuevos. Lo que nos hace envejecer es un edificio de creencias erróneas que debemos derrumbar del todo y comenzar a pensar con unos nuevos cimientos de creencias liberadoras y sanadoras:
1. Existe un mundo objetivo, independiente del observador, y nuestros cuerpos son un aspecto de este mundo objetivo.
2. El cuerpo está compuesto por masas de materia, separadas entre sí en el tiempo y el espacio.
3. Mente y cuerpo son cosas separadas e independientes la una de la otra.
4. El materialismo es primario, la conciencia es secundaria. En otras palabras, somos máquinas físicas que han aprendido a pensar.
5. La conciencia humana puede ser explicada por completo como producto de la bioquímica.
6. Como individuos, somos entidades desconectadas y autosuficientes.
7. Nuestra percepción del mundo es automática y nos brinda una imagen adecuada de cómo son realmente las cosas.
8. Nuestra verdadera naturaleza queda totalmente definida por el cuerpo, el yo y la personalidad. Somos briznas de recuerdos y deseos encerrados en paquetes de carne y huesos.
9. El tiempo existe como absoluto y somos cautivos de ese absoluto. Nadie escapa a los estragos del tiempo.
10.El sufrimiento es necesario; forma parte de la realidad. Somos víctimas inevitables de la enfermedad, el envejecimiento y la muerte.
1. El mundo físico, incluidos nuestros cuerpos, es una reacción del observador. Creamos el cuerpo según creamos la experiencia de nuestro mundo.
2. En su estado esencial, el cuerpo está compuesto de energía y de información, no de materia sólida. Esta energía e información es un afloramiento de infinitos campos de energía e información que abarcan el universo.
3. La mente y el cuerpo son inseparablemente uno. La unidad que soy yo se separa en dos corrientes de experiencia. Experimento la corriente subjetiva como ideas, sentimientos y deseos. Experimento la corriente objetiva como mi cuerpo. Sin embargo, en un plano más profundo las dos corrientes se encuentran en una sola fuente creativa. Es a partir de esta fuente desde donde debemos vivir.
4. La bioquímica del cuerpo es un producto de la conciencia. Creencias, pensamientos y emociones crean las reacciones químicas que sostienen la vida en cada célula. Una célula envejecida es el producto final de la conciencia que ha olvidado cómo mantenerse nueva.
5. La percepción parece ser automática, pero en realidad es un fenómeno aprendido. El mundo en que vives, incluida la experiencia de tu cuerpo, está completamente inspirado en el modo en que aprendiste a percibirlo. Si cambias tu percepción, cambias la experiencia de tu cuerpo y de tu mundo.
6. Hay impulsos de inteligencia que crean en tu cuerpo formas nuevas a cada segundo. Lo que túeres equivale a la suma total de estos impulsos y, al cambiar sus esquemas, cambiarás tú.
7. Aunque cada persona parezca separada e independiente, todos nosotros estamos conectados a patrones de inteligencia que gobiernan el cosmos entero. Nuestros cuerpos son parte de un cuerpo universal; nuestras mentes, un aspecto de la mente universal.
8. El tiempo no existe como absoluto; sólo la eternidad. El tiempo es eternidad cuantificada, atemporalidad cortada por nosotros en fragmentos y trozos (segundos, horas, días, años). Lo que llamamos tiempo lineal es un reflejo de nuestro modo de percibir el cambio. Si pudiéramos percibir lo inmutable, el tiempo dejaría de existir tal como lo conocemos. Podemos aprender a re-comenzar a metabolizar lo inmutable, la eternidad, lo absoluto. Al hacerlo estaremos listos para crear la fisiología de la inmortalidad.
9. Cada uno de nosotros habita una realidad que se encuentra más allá de todo cambio. En lo más profundo de nosotros, sin que lo sepan los cinco sentidos, existe un íntimo núcleo de ser, un campo de inmutabilidad que crea la personalidad, el yo y el cuerpo. Este ser es nuestro estado esencial; es quien realmente somos.
10. No somos víctimas del envejecimiento, la enfermedad y la muerte. Éstos son partes del escenario, no del espectador, que es inmune a cualquier forma de cambio. Ese espectador es el espíritu, la expresión del ser eterno.