Crea un hábito en 21 días
William James, uno de los padres de la psicología moderna decía, que nuestro cerebro tiene la flexibilidad suficiente para aceptar nuevos hábitos pero que no le gusta ceder de inmediato. Esto significa que para que nuestro cerebro adopte una nueva acción como un hábito tenemos que darle argumentos.
Según James, la manera de crear un nuevo hábito es repetir durante 21 días aquello a lo que queremos acostumbrarnos. Así, cada vez que repetimos la acción en cuestión, a nuestro cerebro le supone un menor esfuerzo realizarla hasta que llega el momento en que éste acaba “cediendo” y convierte dicha costumbre en un hábito.
Sin embargo, la mayoría de las personas abandonamos a la hora de creer un cambio positivo en nuestras vidas a los pocos días de haberlo intentado.
Cuando experimentamos el esfuerzo, la tensión, el sacrificio e incluso el dolor que van asociados a los nuevos hábitos.
Pero debemos pensar que los nuevos hábitos son como unos zapatos nuevos que los primeros días nos aprietan y hacen rozaduras; si tenemos la fuerza de practicarlo y llevarlos durante tres semanas (21 días), conseguiremos llevarlos como si de una segunda piel se tratara.
Como seres humanos, genéticamente estamos preparados para resistir los cambios que nos conducen a un estado de equilibrio. Gracias a esos procesos de cambio consustanciales a nosotros; el ser humano ha podido evolucionar a través de los siglos e ir adaptándose y sobrevivir a todo tipo de condicionamientos.
El inconveniente es que ese mecanismo actúa para mantener las cosas estables incluso cuando todo es favorable. Es por eso que nos resulta tan complicado adoptar nuevos hábitos y vencer nuestras rutinas que nos impiden descubrir nuevas facetas y dimensiones de la vida.
Pero igual que un coche emplea más combustible cuando pone en marcha el motor que le lleva al movimiento y a recorrer miles de kilómetros; una vez que dejamos atrás esos primeros veintiún días de hábito, descubriremos que mantenernos en él es mucho más fácil y llevadero.
Recuerda que la calidad de vida viene determinada por la naturaleza de nuestros hábitos. Así pues, observa y estudia tus hábitos personales y adopta el compromiso de cambio sobre los que no te hacen bien.. siempre hacia nuestra superación y transformación personal.